Tener 10 millones de FPS no lo es todo a la hora de jugar. También es importante tener buenos periféricos y un buen mouse gamer puede hacer la diferencia entre ganar y perder, además de no desarrollar el síndrome del túnel carpiano o tener dolores solo 10 minutos después de empezar. Te enseñamos cómo elegir el mejor para ti y adaptarlo a tu hardware.
Antes que nada hay que aclarar, de nuevo, que no porque tenga lucecitas es bueno. El RGB son sencillamente leds de luces que no afectan en nada el rendimiento y generalmente hacen que productos de mala calidad se sobreprecien bajo la etiqueta “gamer”, como en el caso de las sillas gamer, por poner un ejemplo.
Para elegir un buen mouse hay que tener en cuenta varias cosas, pero las más importantes son su nivel de respuesta, ergonomía y funciones. Después de esto, ya podemos comenzar a pensar en diseño y accesorios extra como las luces RGB o hasta un nombre bonito.
El mundo de los mouse es uno muchísimo más grande de lo que te imaginas. Es un producto con una cantidad impresionante de variedades que buscan acercarse a diferentes nichos, como el de diseñadores, programadores y, por supuesto, gamers.
Sin embargo, como siempre y como todo, la elección tiene que pasar primero por el filtro del presupuesto, porque de nada sirve que para tus manitas de manco el mejor sea el Logitech G502 Lightspeed si no te alcanza. De cualquier manera, siempre existen alternativas para diferentes presupuestos que no tienen que ser productos tan específicos como lo es un mouse de gama alta para profesionales de videojuegos.
En cuanto a la ergonomía, un mouse que abarque tu palma completa es lo mejor. La mayoría de los mouse convencionales tienen tamaños reducidos porque esta fue la tendencia del diseño en la gama doméstica durante muchísimos años. El minimalismo sigue ahí afuera, pero en el terreno gaming dejar tu palma, y sobre todo tu muñeca, desprotegida no es lo suficiente.
Muchos mouse gamer de bajo presupuesto son sencillamente mouse convencionales con luces integradas, así que lo primero que debes revisar es sin duda su tamaño y forma. Para evitar que se genere el síndrome del túnel carpiano, estos son generalmente mucho más robustos en su armado y en su diseño de la parte trasera que deja descansar la parte baja de tu mano y le da soporte a la muñeca.
Existen muchas formas de complementar este diseño. Algunas marcas deciden hacerlo más delgado o con algunas protuberancias para que el usuario se adhiera mejor a esa parte. Sin embargo, no hay mouse gamer que no tenga este diseño, pensando en las largas sesiones de juego y la movilidad que tiene la mano con este tipo de uso.
En cuando a la capacidad de respuesta esta se mide respecto a los DPI que puede interpretar. Los DPI (Dots Per Inch) son la cantidad de puntos que mide un mouse dentro de una pulgada de distancia en el monitor. Este valor incrementa la sensibilidad de tu mouse y lo hace más responsivo respecto a lo que ves en pantalla.
Si no tienes mucho espacio y tienes que jugar de muñeca, un alto número de DPI es la mejor opción para ti. En cambio si tienes una alfombrilla y un espacio mucho más grande, jugar de brazo y con una cantidad de DPI menor te asegura una mayor precisión.
La mayoría de los mouse gamer tienen un estándar de entre 6 y 8 mil DPI, pero los existen con mucho más en las gamas más altas. Hay que aclarar que son pocos los jugadores que superan los 1000 DPI, pero que un mouse tenga esta capacidad también lo hace mucho más dinámico y responsivo en general.
Respecto a sus funciones hay que tenerlas en cuenta respecto a Hardware y Software. En primer lugar, una configuración con solo tres botones puede ser ideal para algunos juegos, pero la mayoría optan por incrementar a cinco botones; algunos otros introducen uno más para el control rápido de DPI y existen, incluso, algunos que alcanzan hasta los 9 o más botones.
Esto permite que puedas personalizar más las instrucciones y puedas hacer aún más cómodo tu bindeo de teclas en cualquier juego. Asimismo, esto tiene funciones sencillas en la interfaz regular de tu computadora como un deshacer y rehacer.
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